sábado, 14 de junio de 2014

Club Flamenco (28) Carmen Amaya, el libro (de David Pérez Merinero y Montse Madridejos)

"Decía Antonio Gades que en la primera ocasión que la vio se quedó mudo, y esa misma actitud se repitió en él cada vez que la veía bailar", dijo David Pérez Merinero el pasado viernes en la Tertulia Flamenca, de la Biblioteca Pública de Valladolid, adonde acudió para presentar el libro, Carmen Amaya (Edicions Bellaterra, 2014), realizado junto a Montse Madridejos.
Una biografía diferente a las existentes sobre la bailaora construida a base de artículos originales publicados en periódicos y revistas de los lugares por donde actuó; de fotografías, dibujos y cuadros; de algún documento oficial, rematado con una completa, por primera vez, filmografía, discografía y otros datos de interés de su trayectoria artística.

David Pérez Merinero.
Pérez Merinero nació en Écija (1951), pero pasó su infancia y adolescencia en Jerez. Tal vez por eso se considere un "mal aficionado" porque, "lo que me interesa del flamenco es casi exclusivamente Jerez y el flamenco que hacen los gitanos".
Matemático, crítico de -con el- cine, profesor de ofimática, funcionario de Hacienda, no se considera flamencólogo -"uno de los mayores insultos que se le pueden dirigir a un flamenco"-, pero contribuye al conocimiento del flamenco a través de su blog, Papeles Flamencos (dentro de los que se dedican a la investigación, término que no sabemos si le gustará, tiene su propia personalidad y singularidad).
Avisó de que era "mal conferenciante" y que sólo había abandonado su 'quietismo contemplativo' para hablar del libro allí donde se le ha requerido y que Valladolid, esperaba, fuera el último acto. Y sí se le notó que le faltaban tablas como conferenciante, le costaba sintetizar, ganando más en el cuerpo a cuerpo, en el intercambio pregunta-respuesta, y si es con una cerveza en la mano, mejor.
El libro sobre Carmen Amaya desmonta algunos mitos y verdades dadas por supuestas sobre la bailaora creídas, hasta el día de hoy, desde que fueran lanzadas por sus 'biógrafos'. La principal es la referida a su fecha de nacimiento, hasta ahora fijada en el año 1913, sin ningún tipo de datos que lo certifiquen -el documento legal sobre su nacimiento no existe o no se ha encontrado, aún-; al menos, David y Madridejos cuentan con varios indicios para situar la fecha en 1918.
Se vieron fragmentos de dos de sus primeras apariciones en cine, antes de realizar La hija de Juan Simón (1935), apariciones fugaces de una Carmen Amaya muy niña, preadolescente (La Bodega, de Benito Perojo, baila junto a su tía La Faraona y una prima; y Dos mujeres y un don Juan, dando palmas), que, junto a otros datos, apoyan su versión de 1918 como fecha de nacimiento.
Menos complicado resultó a los autores demostrar que no había sido, como se ha escrito y creído, portada de la revista Life, aunque esta le dedicara un reportaje; o que por fin se diga la verdadera fecha de su matrimonio simplemente mostrando el documento del enlace. David, quien tampoco aseguraría que nació en el Somorrostro, fue preguntado por los amoríos atribuidos a la artista (Vallejo, Farina, Antonio Mairena), dando razones de las dudas que le suscitaban tales emparejamientos...

Lo que no se puede desmontar, ni cuestionar es "el misterio, la fuerza de su baile", afirmó Pérez Merinero, quien viera a la bailaora por primera vez en un programa de televisión española, Esta es su vida -"que no se conserva"-, cuando él tenía 10 años, "y me impactó, y sobre todo por ver, por primera vez, a alguien que tenía pintada en su cara la muerte -el programa se emitió seis meses antes de su fallecimiento en noviembre de 1963-, y el baile tiene mucha relación con la muerte".
"Lo que busco en el flamenco  es la originalidad, el hecho único y", explicó David, "creo que Carmen Amaya responde a ese modelo. Su baile nace y muere con ella, es irrepetible. Se entiende a Gades cuando decía que se quedaba mudo, es inexplicable su baile y los libros sobre baile pasan de puntillas sobre ella. Su baile no responde a ninguna escuela, es difícil engarzarla en alguna teoría; sin embargo, uno lo ve y lo siente como muy próximo, parece que esa es la forma... si Carmen volviera a bailar su baile seguiría siendo muy moderno".
Algunos de los asistentes destacaron la elegancia de su baile y persona, "siendo una gitana nacida en una barraca"; otros prometieron volver a mirar su baile, que hasta entonces no les había llegado (repensar, no; olvidarse de entender en cuestiones de arte: pérdida de tiempo, de goce, de sentido; sólo artistas de su nivel han podido decir algo sobre su baile -Cocteau, Toscanini, Orson Welles, Chaplin, Nureyev...- y aún así...).
Pérez Merinero comentó que andaba a la búsqueda de editor para publicar la discografía completa de Carmen Amaya, y más datos e historias se citaron y relataron -y las que se pueden encontrar en su blog-, entre las que figuraba esta ciudad y uno de sus -único- genios, Vicente Escudero, "uno de los culpables" de que el baile de Carmen Amaya fuera el que es: el padre de la bailora, quien decía que cantaba mejor que bailaba, quiso llevarla a una escuela de baile y consultó al bailaor vallisoletano sobre cuál elegir, "este le dijo que ni se le ocurriera porque mataría su espontaneidad, que es el principio de su baile; tuvo una visión espléndida Escudero", contó David.

El pintor -y miembro del 'Comando Jerez'-, Pepe Rodríguez, con el libro de David.
Por último decir que en el Centro Cultural Provincial, de Palencia, hasta el 29 de junio se puede visitar la exposición de Colita y las fotografías que realizó a la genial Carmen Amaya.

(Ayer viernes, si el tiempo y la autoridad lo permitieron, se celebró la despedida de la Tertulia Flamenca de esta su tercera temporada. Con fiesta, como el año pasado, y la entrega de un librito con coplas escritas por l@s asistentes de este club flamenco, contribución para el aumento del acervo letrístico flamenco. Daremos cuenta de ello. Salud).

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