lunes, 13 de enero de 2014

Club Flamenco (23) Los cantes (y cuentos) de Enrique Lozano El Pescao (y 2)

"Yo estoy hecho, pero hay que tumbar". Así decía Enrique Lozano el Pescao a su guitarrista Liroy en el regreso al salón de actos de la Biblioteca Pública de Valladolid tras un intermedio. De lo sucedido hasta entonces hemos hablado en la anterior entrada. Una primera parte para tomar contacto, mostrar su persona, su decir y pensar e ir templando su cante, el que sería principal protagonista en la segunda parte de su comparecencia en la Tertulia Flamenca.

Quique, a la dcha, presentando a Liroy y el Pescao en la Tertulia.

Las 'historias' de este contador a la manera gitana quedaron reducidas a un par de anécdotas y teorías (como la de que las barras estrechas de los bares "deforman a las camareras": barras grandes, por favor). "Como siga hablando, no canto", dijo y se puso con el cante para acabar lo empezado, agradando, y mucho, a l@s presentes, estableciéndose un ambiente de cordialidad, de 'cuartito' casi, que es lo que parece propiciar Enrique con esa forma tan personal suya de estar, ser y hacer el cante, libre, dejándose llevar, tomando maneras de otros -algunos les había criticado antes por no ser muy flamenco-, fiel a lo que dijo de, "para cantar flamenco te tiene que doler la tripa". Casi un iconoclasta, porque respeta a algunos maestros, pero muy pocos.
Empezó por sevillanas y tientos con unas letras dedicadas a toreros. Sólo tres, José Tomás, Rafael de Paula y Curro Romero. A este último le señaló como "gitano", lo que motivó una respuesta por parte de uno de los presentes, Paquillo, al terminar los cantes:
-El Curro Romero no es gitano.
-Es cuchichí -respondió Enrique- ¿sabes lo que es eso?.
-Yo creo que tampoco.
-Entonces, tiene el garlochí gitano.
Risas arrancó este diálogo, que reforzaba aún más la complicidad entre cantaor y asistentes. Siguió por bamberas, "aquí me voy a complicar ya". Al término de la cual habló sobre las bodas gitanas, de cantes que están como prohibidos como "las pertenencias", en referencia a la petenera, que no nombró, pero sí cantó a palo seco.
Dijo que iba a hacer a continuación una granaína, pero se desvió -"esto de dormir en casa de la hermana y que la hermana tenga una niña que es un cerebrito y se levante a las seis de la mañana... no duermo"-, para hablar de "una sevillana que hace, hacía, hizo... y yo el primer día que la escuché, con unos amigos en Madrid, pintores como Manolo Quejido, Antón Lamazares, que lo tenían en cinta (cassette); grábamela, le dije, y me la graba; grábala otra vez, y le hice grabar la sevillana cinco veces. Y es una sevillana que hace Camarón de la Isla, pero esa sevillana que hace Camarón de la Isla vale por 200 seguiriyas. Cómo la canta. Te regala años, años".
-¿Cómo dice, Enrique, cómo dice? -pregunta Miguel
-"Me voy a poner unos zapatitos..." -recita Pedro (luego contaría, que no ha vuelto a escuchar estas sevillanas, porque le vencen los sentimientos).
Y cantó Enrique no sólo esta sevillana ("Toma que toma"), sino las otras tres que Camarón cantara en su testamento cinematográfico.

Los aplausos eran cada vez más cálidos, intensos, entregados. Alguien dijo, "vamos, Liroy", haciendo justicia al toque del guitarrista. Siguió el palentino con una larga tanda de soleás, que remató con una letra suya dedicada a Camarón:

Pongamos que hablo de Camarón
su voz era un misterio
que fecundó los lienzos de la vida
con rasgos que nos daban
den-te-lla-das
en el alma

Un remate, muy sui generis, que le llevó a decir, "he hecho la soleá más compistiloide del mundo". Prosiguió por fandangos, y ya al límite del horario del cierre de la Biblioteca, tras casi una hora en esta segunda parte, terminó por seguiriyas, "si llego". Y llegó, y también a nuestros corazones, por así decirlo y resumir una tarde de gran disfrute, de buen flamenco. Más cerca del goce que de lo placentero, y que se prolongaría una vez fuera de la Biblioteca, con más cante, igual ambiente. Gracias, Enrique Lozano el Pescao.



Enrique con algunos de los aficionados, al final de la Tertulia (foto: Teresa).

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