martes, 14 de marzo de 2017

Con Eduardo Serrano el Güito: "(Ahora, en el flamenco) Falta trabajo"

El sábado, día 11, al mediodía, era la cita concertada con Carlos Garnacho, cantaor -cantante rumbero mártir, cuando se tercia-, palmero, transmisor-receptor, colaborador de actos y actividades flamencas en/desde esta nuestra ciudad, Valladolid. Actividades como la del III Festival Flamenco de Valladolid, celebrado la noche del sábado.
El plan era saludar a Eduardo Serrano el Güito, venido a esta ciudad para participar en las clases de baile que tendrían lugar en la sala donde se celebraría el festival, Sala Borja.
Llegamos a la cita, Pedro Sanz, director de las Jornadas Flamencas 'Ciudad de Valladolid' -la 14 edición del 5 al 10 de junio-, Rodolfo Otero, maestro de baile, y este que narra.
Carlos nos informa que El Güito viene en tren desde Madrid y está a punto de llegar. Con tanto flamenco reunido, y de varias generaciones -desde los 40, Rodolfo; desde los 60, Pedro; desde finales principios de siglo, Carlos y yo-, te puedes imaginar cuál va a ser el tema de conversación mientras esperamos al bailaor. La conversación salta del ayer al hoy del flamenco, en el mundo y en Valladolid, los móviles de última generación también participan ayudando a fijar, descubrir nuevos datos o ver que no todo está en la red, pero sí en la memoria de las personas.
En eso estábamos cuando aparece El Güito. Tal vez porque teníamos en la retina otra imagen de su persona, tardamos en reaccionar ante su paso, sólo un breve saludo, unas sonrisas y el bailaor se aleja hacia los camerinos.


Carlos se dirige a gestionar el encuentro; nosotros charlamos con l@s alumn@s de la masterclass, que han parado para tomarse un respiro; con los organizadores del festival, Rubén y Mimi, del Centro Flamenco Sentidos, y otros amigos que por allí aparecen (como Pablo, con su cámara fotográfica). Vuelve Carlos para decirnos que nos espera El Güito, quien nos dice que se ha levantado a la seis de la mañana, que vive por la sierra de Madrid, "han sido tres horas y pico de viaje", así que un poco cansado está (nos dicen que anda peleando con el cáncer). La edad ha acentuado los rasgos gitanos de su rostro, por otro lado, sereno y con unos ojos que no pierden detalle, captan nuestra verdad, como bien saben Pedro y Rodolfo. Carlos presenta a Pedro -"te vi en La Unión hace unos seis años"-, éste a Rodolfo, patrimonio flamenco de nuestra ciudad, maestro de baile.
-Estuve ocho años con Antonio.
-Antonio Ruiz- dice Güito-, el Bailarín.
Los dos asienten, y parece que se dicen todo con solo mirarse.
Llaman al bailaor para las clases; le acompañamos por el largo pasillo de los camerinos. Pregunto: "¿Cómo ve el momento actual del flamenco? ¿de todos estos jóvenes bailaores y bailaoras?".
-Falta trabajo. Están muy bien preparados, pero lo que falta es trabajo.
Camina como un flamenco, derecho; como un gitano, primero el pie izquierdo. (en este vídeo podéis ver, espero, al bailaor durante la clase). Dejamos la Sala Borja; Carlos nos comenta que El Güito le ha dicho que va a cantar en el espectáculo y eso hará, como se cuenta en esta crónica.
Ha sido una buena mañana (Recuerdo un comentario de un alumno de la masterclass -Fede Ferrer- al saludar a Rodolfo, de cuando fue alumno de este. Se había apuntado a su academia con "doce o trece años", estrenaba unas botas y antes de entrar, "me pasó una radial por las botas". Después, al comentárselo a Rodolfo, dice: "Hombre, claro, para que no se rayara el suelo, ¿tú sabes lo que vale el suelo de madera -de elondo-?". "¿Cómo es que tenías una radial en el estudio?". "Pues ya ves tú, ¿por qué no?").

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